Emigrar en España.

Publicado por David Pujol Bonilla. Colaborador Jobout.
El imaginario español en el tema emigración está lleno de recuerdos en blanco y negro, de humildes obreros, con sus boinas caladas, con sus pañuelos llenos de lágrimas, saliendo de una España, que no les podía dar de comer, pero que sin embargo se sentía, y se vendía como la salida obligada de un extraño paraíso. Claro, muchas de estas emociones venían avaladas por el franquismo, nacionalismo de pandereta barata, que sin embargo, sigue perdurando. Hoy, la crisis nos trae esos mismos sabores de obligación, de solución de último recurso, cuando alguien habla de la posibilidad de salir a trabajar fuera, casi siempre añade alguna coletilla del tipo, “es que aquí no hay nada…”, y convierte el hecho de buscarse la vida fuera del país en una decisión de urgencia, apresurada, y muchas veces improvisada.

España es una país que tiene mucho que ofrecer, qué duda cabe, pero es un país, que también tiene mucho que aprender, y por extensión los españoles tienen que asomarse fuera para enriquecer sus vidas, aprender, especializarse, estudiar nuevas formas de ver la vida, nuevas filosofías de vida y trabajo. Salir fuera de las fronteras, no debiera de ser una obligación, no debiera de ser un pañuelo de lágrimas, sino una aventura motivadora, que debiera de calcularse con atención, porque no va a ser un paréntesis en nuestras vidas, sino todo lo contrario, un complemento, una extensión de lo que hasta hora veníamos siendo, si viajar se ha ponderado siempre como una lección de vida, residir y trabajar fuera de la propia cultura es el viaje definitivo.

Y con esta idea como filosofía, volvemos a la crisis, que nos guste o no, en muchos casos nos llena de urgencias, pero que también a los indecisos les pueda dar ese empujón, que dan al borde de la piscina a aquel que quiere sumergirse, pero teme abandonar la seguridad de la orilla. Los empujones siempre son reprobables, desagradables, pero en muchos casos, una vez inmerso en el nuevo elemento, te mueves, nadas, y si te llenas de objetivos disfrutas. Habrá quien salga mentando la madre del que le dio el empujón, regrese a la orilla, traumatizado con el agua para el resto de su vida, pero seguramente, ahogarse siempre fue el primer pensamiento, el segundo su amada orilla, la orilla, mi orilla, mi tierra, mi país, en definitiva mi España. Cómo en un contrato dirían, la situación económica actual, de ahora en adelante denominémosla crisis, no es un amigo generoso que nos ayuda, pero no hay nada más enriquecedor que saber convertir un golpe en impulso.

Un día esperemos que próximo, esta crisis, será un recuerdo pasado, y los españoles no tendrán que salir corriendo a buscarse las lentejas fuera del país, pero tal vez esto nos haya enseñado, que fuera hay valores tan interesantes, experiencias tan nutritivas, como aquí dentro, y que los términos dentro y fuera, se queden para Barrio Sésamo, y a la hora de estudiar, trabajar, buscar una vida en definitiva, la amplitud de miras sea el común denominador, y no, no creo que sea una entelequia, es una cuestión de un simple cambio de actitud y de pensamiento.


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